sábado, 20 de julio de 2013

UNA PAPAYA EN MI JARDÍN

Hacía poco tiempo que me había mudado a la zona norte de mi país. Una región subtropical, completamente diferente de donde siempre he vivido.
De compras en el mercado, sumé a mi canasto unas dos papayas coloridas y perfumadas sin saber que tenía un árbol en el jardín trasero de la casa donde alquilo.


De ello me advertí, con gran sorpresa, al comparar los frutos que en la planta aún estaban pequeños y completamente verdes con los que había comprado en el mercado.


Es una hermosa planta para tener en nuestros jardines, siempre y cuando el clima lo permita, ya que no tolera fuertes heladas.
El ornamento lo proveen  sus hojas, muy vistosas no solo  por su forma sino también por su tamaño.
Mamón es el nombre que vulgarmente le dan a la papaya en la zona donde vivo actualmente.
Y la gente suele consumirlo como dulces, muy ricos por cierto, o como fruta fresca.
¡A los pájaros les encanta comer de estos frutos y en nuestra planta tenemos unos cuantos visitantes!!



La papaya, Carica papaya, es una planta de un fuste único erguido y sin ramificación.
Su tronco de poco espesor, presenta variadas cicatrices que dejan las hojas al caer al suelo.
El follaje está conformado por hojas grandes tipo palmeadas con pronunciados lóbulos y logrando un diámetro de hasta 24cm.
Poseen también un pecíolo muy largo de hasta 60cm. 



Los frutos son oblongos de color anaranjado amarillento a la madurez.
Su pulpa es comestible.
Poseen numerosas semillas esféricas rodeadas de mucílago.



Se las puede multiplicar por esqueje o semillas.
En mi caso, sembré unas semillas del fruto que compré en el mercado y me han germinado perfectamente.




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